En un giro inesperado, la nueva coalición gobernante de Nueva Zelanda, compuesta por el Partido Nacional, el partido Nueva Zelanda Primero y ACT Nueva Zelanda, ha decidido abandonar la propuesta de prohibición generacional del tabaco, lo que supone un cambio con respecto a las medidas poco prácticas y divisivas introducidas por el gobierno saliente del Partido Laborista. Esta decisión no solo distingue a Nueva Zelanda, sino que también impulsa una reevaluación de las regulaciones sobre la nicotina a nivel mundial, en particular en el contexto de la reducción de daños.
La prohibición generacional del tabaco, cuyo objetivo era prohibir la venta de tabaco a cualquier persona nacida a partir del 1 de enero de 2009, fue recibida con escepticismo por diversos sectores. Los críticos argumentaron que una prohibición tan general no solo era impráctica, sino que también corría el riesgo de enriquecer a los contrabandistas de tabaco y socavar el respeto a la ley. La decisión de la coalición de desechar esta iniciativa es un paso encomiable para reconocer las deficiencias de una política inviable.
Este cambio presenta la oportunidad de adoptar un enfoque más matizado y basado en la evidencia para la reducción de daños. En lugar de prohibiciones absolutas, el enfoque podría centrarse en regular y promover alternativas más seguras, como las bolsitas de nicotina.
Las bolsitas de nicotina, una alternativa discreta y sin humo, han ganado popularidad a nivel mundial como herramienta para la reducción de daños. Con la eliminación de la prohibición generacional del tabaco, Nueva Zelanda tiene la oportunidad de adoptar estrategias innovadoras de reducción de daños que priorizan la salud pública y respetan las decisiones individuales. Estas bolsitas ofrecen un sistema de administración de nicotina más limpio, reduciendo los riesgos asociados al tabaco tradicional.
El compromiso de la coalición con la reforma de la regulación del vapeo, el tabaco sin humo y los productos orales de nicotina es positivo. Sin embargo, es crucial lograr un equilibrio entre la regulación y la accesibilidad. Medidas excesivamente restrictivas podrían, inadvertidamente, hacer que las personas vuelvan a consumir productos de tabaco tradicionales, frustrando así el objetivo de las iniciativas de reducción de daños.
Las leyes antitabaco aprobadas en diciembre de 2022 también incluyeron reducciones en los niveles de nicotina permitidos en los productos de tabaco para fumar y una reducción significativa en el número de comercios minoristas que venden tabaco. Esta reducción en el número de puntos de venta podría motivar aún más a los fumadores a explorar opciones alternativas menos dañinas, como las bolsitas de nicotina. Al revisar estas restricciones, el gobierno tiene la oportunidad de fomentar un mercado más diverso de productos de reducción de daños.
Cabe destacar que el acuerdo de coalición busca mejorar la eficacia, la eficiencia y la capacidad de respuesta de los servicios públicos. La derogación de las enmiendas a la Ley de Entornos Libres de Humo y Productos Regulados de 1990, la eliminación de los requisitos de desnicotización y el abandono de la prohibición generacional demuestran un compromiso con la formulación de políticas basadas en la evidencia que considera las implicaciones prácticas tanto para las empresas como para los particulares.
Mientras el mundo se enfrenta a los desafíos de la regulación del tabaco, el cambio de Nueva Zelanda respecto a una prohibición generacional poco realista abre la puerta a un enfoque más pragmático y flexible. Al adoptar estrategias de reducción de daños y reconocer el potencial de productos alternativos como las bolsitas de nicotina, Nueva Zelanda podría sentar un ejemplo progresista para otras naciones en la búsqueda de un futuro sin humo.