Mientras la mayoría de los países de la UE están ocupados intentando regular su camino hacia un desastre de salud pública, Suecia podría salvar el día, una vez más.
La semana pasada, la ministra sueca de la UE, Jessica Rosencrantz, anunció que el gobierno se opondrá a la propuesta de la Comisión Europea de aumentar los impuestos al tabaco, una medida que haría que las bolsas de snus y nicotina sean más caras para los consumidores.
Así es: en un momento en el que deberíamos estar fomentando alternativas más seguras, Bruselas está intentando gravarlas hasta el olvido.
Pero Suecia no está siguiendo este ejemplo, y con razón.
El país está en camino de convertirse en el primero nación libre de humo En el mundo, con una tasa de tabaquismo inferior a 5,4%. Compárese con la media de la UE de 29% entre los adultos jóvenes, y comprenderá por qué Suecia es única.
¿Cuál es el secreto? No son prohibiciones ni alarmismo. Es una estrategia de reducción de daños que realmente funciona.
- Legal acceso A las bolsitas de nicotina y al snus
- Variedad de sabores y potencias
- Educación sobre la prohibición
- Impuestos basados en el riesgo, no cruzadas morales
Los resultados hablan por sí solos:
- Sólo el 3% de los jóvenes adultos suecos fumar
- Suecia tiene 41% menos casos de cáncer relacionados con el tabaco que la media de la UE
- También lo es tiene La tasa de cáncer de pulmón más baja de Europa
¿Y ahora la UE quiere castigar ese éxito con una subida de impuestos que no se ajusta a nadie? Eso no es salud pública. Es mala praxis política.
La oposición de Jessica Rosencrantz no solo beneficia a Suecia. Es un salvavidas para todo europeo que valora la ciencia, la libertad de elección y el sentido común.